Antecedentes


A finales de los años setenta y principios de los ochenta, con el auge de las telecomunicaciones, aparece en Estados Unidos de América el concepto de “casa inteligente” (Smart house).

Hacia la mitad de los 80 aparecen en Europa los primeros productos (buses) capaces de gestionar viviendas mediante el uso de tecnologías de la información y comunicación. Se empieza a hablar de “domótica” (el término tiene su origen en Francia con la expresión domotique), debido a la necesidad de referirse al conjunto de materiales y a las nuevas técnicas que se podían utilizar en el edificio utilizado dedicado a vivienda. 

En los años 90 se desarrollan una demanda de seguridad, flexibilidad, economía de energía en los inmuebles ya sean destinadas a vivienda, oficinas o servicios.

La vida diaria de los miembros del hogar se ve crecientemente facilitada por dispositivos que ayudan, en primer lugar, a la gestión del entorno material, tales como los relacionados con la energía, la iluminación, el aire acondicionado, la calefacción, el agua caliente, la ventilación, las persianas y las puertas. 

En segundo lugar, a la gestión de las tareas domésticas rutinarias.

La relación entre hogar y tecnología no es nueva. El ser humano ha aplicado sus conocimientos tecnológicos, en cada época, y de acuerdo a sus conocimientos, al hogar, y lo ha hecho, consecuentemente, un hogar lleno de tecnología y un hogar inteligente. 

La inteligencia del hogar es el resultado de aplicar la tecnología disponible en cada época. Por eso el hogar ha sido, es, e inexorablemente lo será en el futuro, inteligente. Por tanto, que hoy lo queramos hacer más inteligente no es sino seguir las pautas de nuestros antepasados.

La casa se ha hecho, también, inteligente, frente a los congéneres, especialmente desde la revolución industrial en la que la gente abandonó sus hogares rurales para irse a las ciudades, que crecieron desmesuradamente convirtiéndose en entornos peligrosos y poco seguros.


                                    

El concepto de automatización tiene muchos años como tal, y en la forma sencilla se puede emplear simplemente al conectar los cables del encendido de una lámpara a las manecillas de un reloj para que en forma automática a determinada hora se encienda la luz.


Con el paso del tiempo se fueron perfeccionando los sistemas, primitivos al principio y mucho más sofisticados más tarde, como se puede apreciar en una central núcleo eléctrica.



La actual idea de la automatización del hogar para proporcionar a los usuarios mayor comodidad, ahorro de energía y por supuesto, dinero, tiene sólo unos años y fue desarrollada utilizando un novedoso sistema de transmisión de señales a través de la red eléctrica, conocido técnicamente como “Power Line Carrier”, su funcionamiento se basa en la utilización de la red eléctrica existente en cualquier tipo de edificio, ya sea casa u oficina, como medio físico para la comunicación interna de los distintos componentes del sistema domótico.









BIBLIOGRAFÍA: 

García Molina Héctor. (2007) México “Avances en informática y sistemas computacionales Tomo II”.

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